
Y era tan natural cruzar la calle, subir los pelda�os del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonre�a sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dent�frico.
esta foto es mia